21 y 22 de julio 2024. 28 horas de ferry y travesía por Irlanda

 A las 11 parte el ferry de Bilbao rumbo Roslaire, en Irlanda. Son 28 horas de ferry que nosotras prevemos muy felices tras la experiencia del año pasado cruzando a Italia y a Grecia, pero no contamos con que esto es el Atlántico y no el pacífico Mediterráneo... 



En la cola del ferry conocemos a Edu, un andaluz muy sociable con el que entablamos una agradable conversación mientras nuestras perras también sociabilizan. En el ferry nosotras vamos en un camarote que permite llevar a la mascota dentro. Él ha reservado un sillón y la perra va en una jaula en el exterior. A las pocas horas de partir nos lo encontramos y el pobre está pálido como una puerta, se ha puesto malísimo y eso que se ha hinchado a biodraminas...  Tan mal le han visto, que los de la tripulación le han cedido un camarote de forma gratuita. 

El tiempo está apacible, aún así, el atlántico muestra su fuerza y el ferry se bandea de lado a lado, haciendo el viaje, como poco, incómodo. 

Nosotras pasamos la mayor parte del tiempo en el camarote, porque tampoco permite moverse con los perros dentro del barco, únicamente llevarlos a cubierta para que orinen y el espacio es más bien escaso... En ese sentido mucho más "Pet friendly" los italianos y los griegos. 

El ferry llega a su hora al puerto de Roslaire y tomamos rumbo Belfast, donde cogeremos el segundo ferry con destino ya Escocia. Son cuatro horas de camino por autopistas. Monotonía que rompemos con una parada para ver una preciosa playa donde el baño está restringido por las corrientes y la presencia de focas.... una pena que en este momento no vemos ninguna... 




Las autopistas en Irlanda son buenas, pero al atravesar a UK (por cierto sin cruzar ninguna frontera, ni pedirnos el pasaporte nuestro o de la perra más que en la salida de España), estas empeoran y la velocidad máxima se reduce mucho porque los accesos a la autopista son directos, sin carril de aceleración, y se puede pasar al otro lado cruzando los dos carriles de enfrente... un poco loco todo, porque además, estamos todavía acostumbrándonos a conducir por la izquierda... La gente, encima, es un poco impaciente y nos pitan ante nuestra indecisión.. 

Encontramos para dormir un agradable parque a la orilla del mar y rodeado de bosque, donde la gente va a hacer deporte y pasear a sus perros. Así que seguimos su ejemplo y nos damos un estupendo paseo para desentumecer los músculos de tantas horas de ferry. Cena camper y a dormir que mañana toca madrugón. 



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