8 de agosto 2024. Edimburgo
Tras una noche de insomnio por
las dichosas gaviotas (es curioso lo pesadas que son en las ciudades con lo
poco que se las oye normalmente en la costa…), madrugamos para ir a nuestro Tour por el
subsuelo de Edimburgo. Ayer miramos las opciones de horarios que había para
realizar el tour del “Real Mary King close” y solo quedaban huecos a primera
hora de la mañana o al última de la noche, así que la elección estaba clara…
Dejamos a la perra en la furgo y nos fuimos a la Royal Mail, en frente del Mercat cross, de donde sale el tour. Esta visita al “underground” de la ciudad de Edimburgo es muy popular porque te cuenta la vida real de la gente en el siglo XVII. Pero antes he de contaros cómo está estructurada la ciudad de Edimburgo....
Todo gira en torno a la
Royal Mile, que es la calle que une el Castillo de Edimburgo con el Palacio de
Holyrood y que recoge toda la Old Town, la cual está construida encima de una colina
que se formó con la última erupción del volcán sobre el que se asienta. La
Royal Mile está atravesada por cientos de “closes”, que son estrechos
corredores que iban colina abajo y que eran las calles principales cuando se
fue construyendo la ciudad alrededor del castillo. En los siglos XVI y XVII, Edimburgo era una ciudad en
rápido crecimiento situada en una colina y rodeada por una muralla, de modo que había muy poco espacio para
construir. Esto hacía que la gente tuviera que ingeniárselas para poder tener
un lugar donde cobijarse. Los estrechos callejones daban acceso a exiguas viviendas, que se construían tanto hacia abajo, como hacia arriba. Fue la
primera ciudad donde se construyeron rascacielos!! Dieciseis pisos para el siglo XVII,
era un auténtico prodigio!! La ley les dejaba construir con piedra hasta el
piso 9 y el resto debían de ser de madera para evitar derrumbes. De modo que los pisos más bajos, situados en el subsuelo y en la planta baja, y
los más altos, de madera y más fríos, eran para los pobres y los ricos ocupaban los de en medio,
compartiendo todas las clases sociales los espacios comunes. Con el tiempo,
como seguían necesitando suelo donde construir, decidieron subir el nivel del suelo de la
ciudad, rellenando con tierra y escombros parte de los callejones y usando las viviendas del subsuelo como cimientos. De este modo, muchos closes se mantuvieron, pero se les puso un techo y se construyó encima de ellos los nuevos edificios. El
subsuelo quedó así condenando en gran medida, siendo parte rellenado de escombros para hacer de cimientos y parte simplemente clausurado. Estas estructuras son las que se
han ido encontrando en las últimas décadas, alumbrando cómo fue la vida en
aquellos siglos.
El Real Mary King Close, es un tour por parte de este underground de Edimburgo y te muestra las viviendas que se encuentran en el subsuelo de lo que ahora es el Ayuntamiento de Edimburgo. Por esa razón, no se permite hacer fotos ni vídeos en el interior. El tour te enseña en una hora cómo eran las viviendas y la vida en el siglo XVII. En primer lugar, se pasa por una pequeña sala donde vivían dos familias de las clases más bajas de la ciudad, con más de 12 miembros, compartiendo un espacio diminuto y con muy poco mobiliario… Lo que sí nos enseñan es el cubo que hacía de inodoro para todos los individuos y que se encontraba en una esquina de la vivienda. El más pequeño de la familia era el encargado de vaciar este cubo dos veces al día, por la mañana y por noche. Para vaciarlo iba al close más cercano y lo tiraba por la puerta o por la ventana al grito de “Grady-loo”, “cuidado con el agua” más o menos… así la gente que estaba pasando en ese momento por el corredor se protegía. Los excrementos corrían colina abajo hasta el lago donde desembocaban todos los closes (no quiero pensar cómo olería ese lago...). Los días de lluvia intensa (que supongo que no serían pocos), los callejones se inundaban y la mierda flotaba por todo el corredor, entrando en las viviendas de los pisos inferiores (por eso eran para los pobres).
Como he dicho, en el mismo espacio convivían pobres y ricos; la próxima
vivienda que visitamos, en unos pisos superiores, era la del Alcalde de Edumburgo. En
ella, nos espera ahora, ni más ni menos que la Reina María Estuardo de espaldas al lado de la chimenea. Está aquí representada porque pasó
allí su último día como reina, bajo arresto domiciliario, antes de ser encerrada definitivamente por haber participado en el asesinato de su marido. A
continuación, nos muestran una sala que hacía de cuadra y en la se mantenían amarradas 12 vacas. Los
animales también convivían con las personas en las mismas instalaciones, así facilitaban el acceso a alimento
fresco y aprovechaban el calor que generaban. Sin embargo, esta convivencia también favorecía el ambiente malsano (recordad que estamos
en el subsuelo sin apenas ventilación) y la diseminación de enfermedades. Así
ocurrió en la grave epidemia de peste bubónica que arrasó la ciudad en el siglo
XVII. En la siguiente sala nos muestran a una familia sufriendo síntomas tanto
de la forma bubónica, como de la neumónica de la enfermedad. Allí nos cuentan en qué consistió
esta peste y cómo se transmitía a través de las picaduras de las pulgas de
la ratas. Entonces se pensaba que la trasmisión era por los miasmas, o vapores
emanados por los enfermos (lo de las ratas se supo años más tarde). Ningún médico quería tratar a los enfermos, y menos
a los de las clases bajas. Además, el primero que se atrevió a hacerlo a cambio
de una importante suma de dinero, murió contagiado a las pocas semanas.
Finalmente, el Dr. George Rae se animó a asumir esta responsabilidad a cambio
de una importante suma de dinero. Este médico se hizo muy famoso porque para protegerse de los “miasmas" usaba un
curioso EPI… Iba vestido completamente
de negro, con unos pantalones, camisa y capa negra de cuero, que le cubría completamente
el cuerpo. Además, usaba botas de cuero altas, guantes y una máscara en forma
de pico de cuervo gigante, que rellenaba con plantas aromáticas para filtrar el aire
y evitar el mal olor de los enfermos. Todo este llamativo atuendo le salvó de contagiarse
y consiguió sobrevivir a la enfermedad hasta su erradicación meses después. Sin embargo, como el
ayuntamiento se había arruinado durante la pandemia y había acumulado una gran deuda con él, le dijeron que no le podían pagar. El médico tuvo que querellarse con ellos, para por fin cobrar su tributo años
después…. justo quince días antes de fallecer de tuberculosis…
Como hemos estado con enfermos de peste, nos llevan a lo que representa las tiendas de cuarentena fuera de las murallas de la ciudad. Allí mantenían a los que habían tenido contacto con la peste y les daban de comer y beber a cargo de las autoridades. Mientras tanto una cuadrilla contratada también por el ayuntamiento, iba a desinfectar la vivienda de los afectados. Para ello creaba una gran hoguera en el interior de las casas, quemando todos los utensilios y, sin saberlo, favoreciendo así también la exterminación de las pulgas y las ratas. Así consiguieron erradicar la enfermedad.
Finalmente, salimos a lo que es
el verdadero Close Mary King, que se llama así en honor a una mujer muy influyente de la época (solo 3 closes llevan nombre de mujer). Mary fue muy popular porque su marido muerto le dejó en herencia el derecho a voto en los consejos
del ayuntamiento y fue una mujer muy peleona que luchó por conseguir muchos derechos. Como vivió toda su vida en este
Close, se decidió ponerle su nombre. En el callejón nos muestran la entrada
a la casa de los Gemsy, que era una familia rica que compró algunas
dependencias que habían sido expropiadas por el ayuntamiento para construir un
mercado. No podemos entrar en la casa por su preservación y porque dicen que la
pintura de las paredes es verde y utilizaban arsénico para su fabricación. Lo
que sí visitamos es el taller de la familia, donde dicen que ocurren fenómenos paranormales… Cuando el príncipe Carlos visitó este Close, antes
pasaron a los perros policías para rastrear el lugar y en esta estancia se
pusieron a ladrar como locos, a pesar de que los policías que los acompañaban no consiguieron encontrar nada raro…
La visita es muy interesante y
merece mucho la pena realizarla.
A la salida disfrutamos de la ciudad que está todavía despertando y nos vamos a buscar a Hiru al coche.
Paseito de 20 minutos
de ida y 20 de vuelta. Volvemos con ella por el otro extremo de la Royal Mile, para
ver el Palacio real, que no visitamos por dentro por que no admiten perros. De
ahí poco a poco vamos subiendo por la calle principal, admirando los bonitos
edificios que forman la avenida. Ahora sí que se nota el bullicio de Edimburgo en pleno
agosto, con el Festival de las artes en pleno apogeo… apenas se puede andar!!
Siguiendo los consejos de otros
viajeros, comemos en un Oink, una cadena de restaurantes de comida rápida, a
base de cerdo asado desmenuzado, que lo mezclan con diferentes salsas, incluida
una crema de manzana que está muy rica. Además, es dog friendly, así que no se
puede pedir más!
Luego continuamos la visita calle arriba. Gemma entra en el museo de Escocia un momento para ver a la oveja Dolly disecada y yo me entretengo viendo uno de los múltiples espectáculos que pueblan las calles de Edimburgo estos días.
Pasamos por la Grassmarket, ambientada plaza donde abundan los bares y restaurantes, Victoria Street, con sus bonitas casas de colores o el cementerio de Greyfriars, que se encuentra en medio de la ciudad para el deleite de los turistas que pasean por sus tumbas. También, por supuesto admiramos el castillo en lo alto de la colina, aunque no entramos..
Como
curiosidad, en el cementerio de Greyfriars hay unas “tumbas encarceladas”, cubiertas con unas rejas. Esto se debe a que, durante el siglo XVII, con el
pleno desarrollo de la Medicina, los cadáveres se convirtieron en un bien muy
preciado para su estudio y no solo se llevaban a la Facultad de Medicina los de los pobres que morían por
distintas enfermedades, sino que se convirtió en un rentable comercio y se robaban
cadáveres de las tumbas o se asesinaban a pobres o prostitutas para conseguir cadáveres a cambio de dinero… De ese modo, algunos familiares comenzaron a proteger las tumbas con rejas que se han conservado hasta nuestros días.
También en este cementerio está
la tumba del famoso perro Boby, que veló a su dueño en este cementerio durante 8 años tras su
muerte. Allí lo alimentaban y cuidaban y se hizo muy popular en la ciudad, y allí mismo encontró su propia muerte. Hoy en día es uno de los lugares más visitados, tanto su tumba como la estatua que le hicieron a la entrada del cementerio a la que todo el mundo toca la nariz, tanto es así
que se la han tenido que reconstruir varias veces ya!!!
A las 3 de la tarde estamos ya agotadas y paramos a tomar un café y reponer fuerzas en Victoria Street.
Ahí decidimos irnos ya de
Edimburgo para ir haciendo marcha y dormir fuera de la ciudad mucho más barato y mucho más tranquilas... Estos bullicios de gente no son para
nosotras… Y menos mal que nos vamos! porque un poco antes de llegar a la furgo,
comienza a llover torrencialmente, como no habíamos visto en Escocia hasta
ahora!
Encontramos para dormir un agradable
lugar en la costa al sur de Edimburgo, donde pasamos una noche de lo más
relajada…
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